Beduino, en la Convención de AQHA a finales de este mes y el próximo mes en San Francisco, será incluido en el American Quarter Horse Hall of Fame. Ya era hora.
El Pura Sangre con más influencia en la industria desde el semental Three Bars, finalmente es reconocido.
Es un hecho, hay muchas sangre de la raza Pura Sangre en el Cuarto de Milla. Pero no cualquier Pura Sangre puede hacer el trabajo. Solamente el tipo perfecto de Pura Sangre, con el tipo correcto de sangre, realmente puede complementar la raza más rápida de caballos en la tierra.
Beduino era ese tipo perfecto de Pura Sangre.
Criado en México por Justo Fernández Ávila, cuya familia eran dueños de la pista de carreras el Hipódromo de las Américas en la Ciudad de México, el semental gris nació en 1968. A los 6 años de edad, Beduino era un estupendo y musculoso hijo de Romany Royal nacido de la yegua Jo-Ann-Cat, una hija de Rejected nacida de una yegua hija del estupendo corredor de carreras parejeras en el Sur de Texas el semental Depth Charge.
“Mi caballo le pude ganar al mejor caballo del mundo”, Fernández le comentó a Ronnie Banks, uno de los mejores jockeys en los Estados Unidos. “Yo pagó todos los gastos si tú me traes a México un oponente que valga la pena. Y yo pondré $50,000”.
Banks se sonrió. Era una oferta la cual no podría resistir. Y Banks ya tenía a su contrincante en mente: el castrado de 4 años de edad hijo de Azure Te (PS), Come Six, el cual había marcado un record de pista con una distancia de un cuarto de milla con un tiempo de :21.55 en Ruidoso Downs y un :21.47 en la pista de Centennial Racetrack cerca de Denver y había sido el campeón en cada una de sus tres temporadas en la pista.
Banks habló con la dueña Mildred Roe, una ranchera de Kimberly, Texas. Roe estuvo de acuerdo, y pusieron a Come Six en un avión pequeño en Pomona, California. Mientras tanto el dueño, Banks, el entrenador H.C. “Bubba” Werner y el jockey Luke Myles tomaron vuelos comerciales a la Ciudad de México, el caballo fue acompañado por Steve Rothblum, un entrenador de Los Alamitos cuya responsabilidad durante el viaje era cuidar el caballo, su limpieza, sus herraduras y algunos otros cuidados.
Viajaron primero a Mexicali – en donde su avión fue rodeado por policías uniformados con armas automáticas. La compañía que rentó el avión falló en notificarles a las autoridades de México que el avión original donde se encontraba Come Six no se le había permitido partir por problemas mecánicos, y cuando el avión no identificado apareció en el espacio aéreo mexicano, las autoridades pensaron que eran traficantes de drogas. Una simple llamada a Fernández aclaró la confusión. Llenaron el tanque de gasolina del avión y se fueron a la Ciudad de México, en donde Come Six y sus encargados fueron acompañados al Hipódromo.
El día de la carrera fue el 24 de febrero de 1974. Anunciado como una competencia entre dos naciones, el evento llenó la pista con más de 50,000 espectadores a pesar de que no habría participación de apuestas mutuas en la carrera de estos dos caballos. Pero hubo muchas apuestas informales, con los Mexicanos cubriendo todas las apuestas que fueron hechas a Come Six por docenas de Americanos millonarios – incluyendo $40,000 que el motociclista atrevido Evel Knievel apostó. El total que se reportó fue de: más de $1 millón.
La gran multitud rugió al momento que los dos caballos salieron a la pista. Listos y rápidos, Come Six tenía su mejor cara de competidor. Pero la mayoría de los Americanos estaban poniendo su vista en el caballo que ya había sido un héroe nacional en México. Beduino salió casi arrastrando a sus manejadores – uno en cada costado – conforme brincaba, resoplaba y sacudía su cabeza. Beduino era simplemente magnífico.
“Dios mio”, pensó Rothblum, “¿Aposté contra este caballo?”
Fernández había complacido a los Americanos en todo lo que ellos querían – hasta pago la cuenta del hotel y las cuentas de los bares. Fue acordado que los caballos usarían los portones números 4 y 7, permitiéndole a las conexiones que tenía Come Six escoger al último momento para que así no hubiera reclamos de que los carriles fueron preparados diferente el uno del otro. Banks se encontraba en el portón, del cual el competidor no saldría hasta que Banks se asegurara que Come Six estaba estable y listo. Banks y Myles estuvieron de acuerdo que su campeón corría mejor cerca de la barrera, así que escogieron el portón número 4.
¡Bang! Y arrrrrancan, saliendo Come Six como balazo de cañón, tan rápido que el jockey de Beduino, Manuel Zavala, se quedó sorprendido. Los cascos traseros de Beduino se resbalaron y el caballo luchó para controlar sus pasos conforme Come Six salió volando en la pista.
A las 100 yardas, Myles se sintió solo con Come Six, y aún no era necesario que usara su vara. Otras 100 yardas, y el jinete pudo ver que en la esquina de su ojo derecho había movimiento. Myles sacó su vara y le dio una, dos, tres veces. A mitad de la carrera, Beduino alcanzó el hombro de Come Six, y con 200 yardas más que correr, los dos estaban empatados. Por 100 yardas más, ninguno se dio por vencido.
Beduino entonces comenzó avanzar, y faltando 80 yardas de la meta, metió otro cambio de velocidad, arrancó y dejó al campeón americano en su polvo.
Come Six nunca se dio por vencido. De hecho, el castrado empató su mejor record de carreras – pero Beduino ganó por distancia con un tiempo de :21.3.
¡Sí señor! Este nómada que nunca se detuvo era un caballo muy bueno. Beduino era ese tipo de Pura Sangre