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lunes, 7 de enero de 2013

LAS 15 MAYORES CARRERAS DEL MUNDO - Por SERGIO BARCELLOS





En todo deporte moderno hay ciertas competencias que hacen la diferencia entre ganar, o pasar a la historia. En el primer caso, hay excelencia y mérito individual. En el segundo, hay gloria.


El turf no es diferente de cualquier otro deporte. Como tal, distingue con claridad las dos categorías de ganador. En otras palabras, separa lo que es realmente importante para el proceso de más de tres siglos de selección del thoroughbred.


De Darley Arabian a Eclipse; de Eclipse a Saint Simon; de Saint Simon a Nearco, responsable por más del 50% de los ganadores clásicos de nuestros días (y si sumamos Native Dancer a Nearco, ese porcentaje se aproxima al 90%). No causa asombro, pues, que el “pool” genético del pura-sangre de carrera tienda a estrecharse cada vez más. Y, al estrecharse, torna la confrontación más difícil a partir de cierto nivel, donde el suceso depende de detalles de los más ínfimos, cuando no de los avatares de la suerte.   


Mas, tal vez, sea esta la suprema belleza del moderno caballo de carrera. Habrá de tener que batir – y superar los propios límites – en un universo extremamente equilibrado y competitivo, donde los métodos de cría dieron saltos de calidad, entonces impensables en la aurora de la raza. Donde ganar una eliminatoria ya hace la felicidad  de cualquier propietario.


Entre tanto, hay pruebas en el mundo afuera que consagran las diferencias entre lo que es simplemente bueno, de lo que es único. Ganar tales pruebas abre las puertas de la inmortalidad para determinados caballos. Con el inevitable bonus de su valorización económica.


Y es en torno de esos duros test que hoy gira la élite del turf y los más de 280.000 potros nacidos todos los años en los dos hemisferios del planeta. Solamente el hecho de poder desfilar en los espléndidos paddocks y  alinear en los boxes de largada de tales carreras, ya habla bien de los méritos de cualquier caballo. Vencerlas significa días de paraíso para criadores, propietarios y los profesionales a ellos ligados.   


Las 15 mayores


Hay una forma de saber cuan realmente importante es un Grupo 1 en el turf internacional moderno. Más aún, ¿cómo él se compara con los otros 463 hoy existentes? La respuesta es simple: un Grupo 1, cualquiera que sea, es tan importante como la calidad de los animales que lo disputan. Punto


Y quien informa quien es quien en materia de calidad, es la media de los “ratings” (expresados en libras-peso) de los cuatro primeros colocados en cada una de sus ediciones, en un período de tres años.


Eso significa decir que quien establece el “ranking” de los Grupos I internacionales, y los torna menos o más importantes, no es apenas el valor de los premios que distribuyen (que, en algunos casos, pode ser estratosférico). Tampoco, es la ubicación o la distancia en que ellos son disputados.


Con base en este parámetro, he aquí las quince pruebas de Grupo I más significativas del mundo del turf en este inicio de siglo XXI, por nombre, distancia, pista, hipódromo, y la media de los “ratings” de sus cuatro primeros colocados (tomándose por base el período 2009-2011). Conforme sigue:


Las 15 mayores


Arc du Triomphe – 2.400 m – césped – Longchamp – 126.42


Breeders’ Cup Classic – 2.000 m – arena – Varios – 124.58


Queen Elizabeth II – 1.600 m – césped – Ascot – 123.33


Breeders’ Cup Mile – 1.600 m – césped – Varios – 123.00


Sussex Stakes – 1.600 m – césped – Goodwood – 123.00


Jacques Le Marois – 1.600 m – césped – Deauville – 122.75


Champion Stakes – 2.000 m – césped – Newmarket – 122.58


Derby Stakes – 2.400 m – césped – Epsom – 122.42


Eclipse Stakes – 2.000 m – césped – Sandown – 122.42


Irish Champion – 2.000 m – césped - Leopardstown – 122.42


Prix de La Forêt – 1.400 m – césped – Longchamp – 121.92


King George – 2.400 m – césped – Ascot – 121.92


Prince of Wales Stakes – 2.000 m – césped – Ascot – 121.67


St. James Palace Stakes – 1.600 m – césped – Ascot – 121.50


Breeders’ Cup Turf – 2.400 m – césped – Varios – 121.42


Fuente: Group/Graded GI Races – 21th May 2012 – Federación Internacional de las Autoridades Hípicas (FIAH).

Algunas observaciones


- La primera de ellas, es que no hay ninguna prueba de Grupo I, sea en el continente sudamericano, sea en el asiático, sea en Oceanía, entre las 15 primeras. Y ahí, léase, entre otros, los turfes de Japón, Hong Kong (China), Australia, e Nueva Zelandia.


La prueba asiática de mejor “ranking” es la Japan Cup, disputada en 2.400 metros, césped, en Tokio, cuyo “rating” es de 121.33 (lo que la colocaría como la 17ª más importante del mundo). De la misma forma, la prueba australiana mejor colocada es el Cox Plate, disputado en 2.040 metros, césped, en Mooner Valle, rating de 118.50.


Apenas como ilustración, el mejor Grupo I del continente sudamericano aún es el GP Internacional Carlos Pellegrini, 2.400 metros, San Isidro, Argentina, “rating” de 115.33 libras-peso. Le sigue el GP Brasil, corrido en 2.400 metros, césped, Gávea, con 113.17.


- La segunda observación, es la de que cuatro turfes dominar el conjunto de pruebas arriba citado: el inglés (con nada menos que ocho Grupos I entre los mayores); el francés (con tres); el turf americano (con tres); y el irlandés (con uno). Eso sigue, de un lado, la misma estructura del mercado internacional del pura-sangre de carrera. De otro, indica que aquellos que desean ver de cerca, y en vivo, los caballos de élite de nuestro tiempo tienen que estar, prioritariamente, en Europa.


En sus pistas e hipódromos es que se presenta la mayoría de los craques y supercraques del mundo. No hay nada de nuevo en esta constatación. Al final, fueron los ingleses que inventaron la raza y difundieron este deporte. 


- La tercera observación tiene que ver con el formato y la dificultad de ciertas pistas, principalmente en Europa.


Longchamp, con sus repechos y bajadas, cerca por la derecha, recta opuesta en subida, el largo tobogán de la gran curva, más la llamada “falsa recta”, exige todo, o casi todo, de caballos y jockeys. No es por otra razón que la mayor prueba del turf francés, el Prix de l’Arc du Triomphe – una especie de campeonato mundial del pura-sangre –, es también la primera de la lista de las quince mayores.


Tal vez a mejor descripción de Longchamp haya sido dada por el legendario Vincent O’Brien, entrenador de Nijinsky, cuando su derrota para Sassafras en el Arco de Triunfo de 1970: “Longchamp es una pista muy difícill...”


Lo que el probablemente quiso decir fue que Longchamp no admite errores. Pero lo mismo ocurre con Epsom y Ascot.


Epsom, cuyo trazado data de 1872, es de las más difíciles pistas del mundo. En verdad, dificilísima, en la medida en que el trazado cambia repentinamente de dirección luego de la partida; quien larga por dentro, y no consigue salir de allá, acaba recorriendo un camino necesariamente más largo en los primeros 1.600 metros de la milla y media del Derby. Además de que, los primeros 400 metros son tomados en acentuado repecho. En una prueba invariablemente disputada en ritmo acelerado, como el Derby, se puede acabar con las chances de un caballo al pedirle demás cuesta arriba.


Luego del “aperitivo” de este tramo inicial, en cierto momento la pista comienza a descender, y hay siempre la tentación del jockey de dejar a su animal galopar más libremente, olvidándose de los 200 metros finales, corridos nuevamente, en acentuada cuesta  (o sea, ladera arriba). Mantener un caballo totalmente apoyado y equilibrado en Epsom, haciéndolo negociar bien todas las peculiaridades del terreno, es una ardua tarea, no apenas para su jockey, como para el animal en sí mismo.


En Ascot, nuevamente subidas y bajadas se alternan con imperturbable regularidad. Para John Hilo, “Ascot es un  circuito durísimo, principalmente cuando la pista está pesada”, o que, además, no constituye novedad en Inglaterra.              


Ganar Grupos I en pistas construidas de esta forma – generalmente en compañía de la elite de la raza – parece justificar la cantidad de las pruebas inglesas y francesas existentes entre las quince mayores del turf.


Para ganar allá


Ningún caballo brasilero jamás venció una prueba de Grupo en Europa. Mucho menos de Grupo I. Algunos intentaron, otros llegaron cerca. Y quien llegó más cerca hasta hoy, fue el excelente Hard Buck (segundo en el famosísimo King George and Queen Elizabeth Stakes, uno de los Grupos I arriba citados). Fue lo mejor que conseguimos hacer en cerca de cien años de cría.


Mas el día llegará, en que vamos a vencer allá también, Cuestión de tiempo, de entrenamiento, y, principalmente, de adaptación de nuestros animales al “ambiente” europeo. Mismo porque, aunque óptimo, Brasil ya crió caballos iguales, o mejores, que Hard Buck. Nada impide pues, que eso venga a suceder un día.


El ejemplo a ser seguido parece ser el del turf de Japón, que, poco a poco, va aprendiendo como, y de qué forma, tiene que que prepararse un caballo para competir en Europa.


En los últimos años, animales japoneses estuvieron cerca, muy cerca, de hacer tocar el himno de su país en el primer domingo de octubre en Longchamp. Ya golpearon las puertas cuatro veces. Y, por muy poco, no ocurrió en el 2012 con el alazán Orfevre. Pero acabará aconteciendo un día. Es inevitable. Como ha ocurrido con los alemanes (dos veces) y con los italianos.


Para eso, mientras tanto, parece fundamental que los caballos brasileros que pretendan la gloria de levantar un Grupo I de esta magnitud,  les sea dada la chance de adaptarse mejor al ambiente local, que, sin duda, es bien diferente al nuestro. Para ganar en Longchamp, además de otro tipo de entrenamiento, es preciso haber sido testado contra los mejores y tener, en las patas y el corazón, la milla y media del Prix de l’Arc.


Para nosotros, entretanto, esa carrera ya comenzó. Hoy, caballos criados en Brasil ganan en los EUA; ganan en Dubai (por ejemplo la prueba más importante del turf local); ganan en Argentina (ídem); ganan en África del Sur; ganan en Singapur; ganan mucho, cada vez más, en Uruguay. Y son plenamente capaces de ganar en cualquier país donde haya un turf desarrollado y organizado.


No importa que el turf brasilero (y en él las sociedades promotoras de carreras) todavía se debata en un mar de problemas, el hecho es que la cría de caballos de carreras en Brasil existe. En los últimos años, venimos exportando con regularidad caballos de carrera para un sinnúmero de países y regiones, inclusive del hemisferio norte, y la balanza comercial al respecto nos es enteramente favorable.


Algún día llegará en que un caballo nacido y criado en Brasil va a contribuir para la media de los “ratings” de las quince pruebas de Grupo I encima mencionadas. No hay ninguna duda en cuanto a eso.



PS: Para quien estuviese interesado en convertir libras-peso en quilos, es solamente multiplicar libras-peso por 0,4536 gramos (aproximadamente). Ejemplo: 100.00 libras-peso x 0.4536 gramos = 45,36 quilos.

 Agradezco al amigo Sergio Barcellos que me autorizó la transcripción de su interesante artículo, publicado en el sitio Raia Leve - Brasil.

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