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viernes, 13 de enero de 2012

OPINIONES DE UN GRAN ENTRENADOR: ANDRE FAVRE





André Fabre es de los entrenado­res a los que no les hace falta pre­sentar su currículum en ninguna par­te del mundo. El prestigio del francés derriba todas las fronteras, cuando de turf y del caballo, se trata. Su opinión es respetada, escuchada, y en su re­ciente paso por la Argentina, donde no se pierde el Abierto Argentino de Polo desde hace años, el siete veces ganador del Arco de Triunfo se metió en la discusión mundial acerca del uso de medicación para los caballos en el día que van a competir. Incluso con algunos severos conceptos.
Fabre no se aferra simplemente al dogma europeo para tomar postura sobre la furosemida, el diurético co­nocido comercialmente como Lasix y que se emplea para prevenir la epis­taxis bilateral o sangrado. Su pasión por el caballo está más allá de lo que puedan dictarle un reglamento como el del Viejo Continente. Su condición de ex jockey, incluso destacado en ca­rreras con vallas -muy populares en su país- y de jugador de polo aficionado, le dan una autoridad que se suma a su valiosa experiencia como cuidador de los más importantes propietarios del mundo, como el jeque Mohammed alMaktoum, los hermanos Wertheimer, Daniel Wildenstein, Rotchild y Khalid Abdullah (Juddmonte).


“Estoy 100% en contra del uso de fu­rosemida; va contra la naturaleza. Es muy interesante ver el contraste de cómo mucha gente se vuelca a la co­mida orgánica, vegetariana, y no quie­re usar medicaciones. Incluso creen que la homeopatía es mejor, pero le siguen dando medicación a los caba­llos. Lo que creo es que si el caballo no elimina la medicación debe tener­se cuidado, porque tiene un estómago muy frágil, desde el punto de vista médico”, enfatizó.

Por qué cree que la furosemida está tan difundida?

-Hay muchas cuestiones, pero uno no tiene que ir en contra de la naturale­za. No se debe medicar al caballo si no es necesario. Es un error decir que se necesitan corredores y no caballos para carreras largas, porque los caba­llos no duran. En los Estados Unidos usan medicación y siempre les faltan caballos, el resultado es exactamente el opuesto.
Después escucho que se dice: “Bueno sí, está bien, por ahí no es buena la furosemida para los caballos más jó­venes pero sí para los mayores”. Pero el caballo de más edad es más fuerte que el potrillo, no hay motivo para ha­cerlo. Si está bien entrenado, el caba­llo mayor puede rendir bien también. En esos casos no se entrena el caballo apropiadamente sino que se lo fuerza demasiado.
El tiempo que pasan los caballos cada mañana fuera de su box, vareando, trotando o caminando, en la prepara­ción, es un punto a tener en cuenta, para marcar la diferencia entre un ca­ballo entrenado en la Argentina y uno europeo. “Los míos están una hora y quince minutos por la
mañana, y para el 30% de ellos, por cuestiones de or­ganización del establo, a la noche sa­len unos 20 minutos”, explica Fabre.

Es inevitable tener un caballo sangrador. ¿Cuántos de ellos hay en su stud?

-Yo diría que 3 o 4%, no más, pero todo mi entrenamiento está armado de manera de tratar de evitar el san­grado. Porque, claro, en América el suministro de Lasix, es considerado como algo que mejora a los caballos, entonces los entrenadores fuerzan a los caballos para que sangren y así obtener la autorización para su uso. Algunos americanos, para defender el sistema, dicen “los europeos son crueles porque no tratan a los caba­llos cuando sangran”, cuando ellos los fuerzan para que sangren y así medicarlos. Es un punto importante porque va en contra de todo, no hay honestidad, va en contra de la natu­raleza, de la selección. Y el tema de la epistaxis bilateral es un punto de controversia porque todos los norte­americanos no son iguales. Leí varias cosas sobre sangrado; algunos caba­llos pueden sangrar accidentalmente y no repetir el episodio.
Es conocido el caso del caballo inglés Hermit, que a fines del siglo XIX ganó el Derby de Epsom en medio de una tormenta de nieve, quince días des­pués de haber sangrado durante un ejercicio.

-¿El sangrado es un problema de en­trenamiento?

-Está relacionado con varias cosas el sangrado, la presión del aire, el entre­namiento, a veces por inflamación de los pulmones, que no detectamos. Son varios factores, y uno tiene que tener todo eso en cuenta para evitarlo. Se debe estar atento a los virus y no en­trenar los caballos cuando tienen un resfrío o tos. Uno tiene que adaptar su entrenamiento y la forma de correr. Lo que intento es que el caballo no se tensione por completo, sino que corra elongado, relajado.

-Usted opina que los caballos alema­nes son los más fuertes. ¿Cuáles son las razones de eso?

-El caballo alemán es distinto. La idea original de crianza se orientaba hacia los caballos del ejército, entonces im­portaban algunos ejemplares de san­gre pura de Inglaterra, se buscaban caballos muy saludables. Ellos dicen que buscan tres cosas en un caballo: 1° salud, 2° salud y 3° salud (se ríe). En Alemania tienen un sistema de ca­rreras copiado de Inglaterra, con joc­keys muy duros, entrenadores muy duros y malos hipódromos, así que para el que sobrevive es realmente sano (otra vez riéndose).
La crianza está en manos de peque­ñas cabañas y familias ricas, no es una crianza masiva ni comercial, y tie­nen una buena selección, se quedan con las mejores yeguas y los mejores padrillos, que hayan corrido hasta los 4 años y sean sanos. Los caballos americanos no pueden ir a Alemania, debido a que no se permiten las me­dicaciones. Nacen unos 2000 sangre pura por año.

-¿Es muy diferente también el méto­do de cría, en el manejo del haras, comparando con Inglaterra o Fran­cia?

-No visité muchos haras, pero es dis­tinto por lo menos a lo que es en Nor­teamérica, al margen de las medicacio­nes, aunque todos quieren ir a correr a los Estados Unidos y todos los avan­ces en la crianza vienen de allí. Lo que tienen a favor en Alemania es que les dan una vida muy natural, muy sana, el espacio es muy bueno. En Argenti­na creo que tienen un gran sistema de crianza, el excelente clima ayuda y en lo que respecta al entrenamiento hay una mezcla de métodos modernos con otros más rústicos, antiguos, pero los caballos argentinos tienen buen aspecto y buenos huesos.

-¿Y en los caballos de polo?

-Son los mejores, pero creo que hay muchas cosas para mejorar. No me gusta el sistema de transplante em­brionario, creo que no es natural, ten­go dudas sobre el método. Veo que después de 10 años de usar transplan­tes embrionarios no hubo un cambio, el caballo no está mejor. Hay muchos caballos, pero no son mejores. Aunque comercialmente es muy interesante.

-¿Sangran?

-Algunos caballos de polo sangran, pero por la misma razón que se hace sangrar a un caballo de carrera, por­que no están bien entrenados. No creo que sea una debilidad natural. Es porque estuvieron enfermos o fueron forzados, o algo por el estilo.

La experiencia, el recorrido profesio­nal y los éxitos de Fabre, eximen de mayores comentarios. Es difícil refu­tar sus opiniones, aunque sí discutir­las, claro. Por eso da gusto escucharlo. Se trata de un profesional que trabaja y se formó en un medio en el que las reglas están claras, pero que no por ello rehúye la polémica que, hoy, al­canza a todo el mundo.
El entrenador que ganó cuatro carre­ras de la Breeders’ Cup tiene en mente una idea que tal vez sirva como señal de estos tiempos. “Mi objetivo es co­rrer y ganar el Derby de Kentucky, con un caballo sin medicación. Estoy seguro de que es posible”. Para Fabre, tal vez, la mejor manera de conven­cer.


Extractado de Revista Palermo Blanca

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